Hay momentos en los que admiro y desearía emular exitosamente a esta corredora de dos o tres dedos llamada avestruz o ñandú.
No para aletear y correr alocadamente de un rincón a otro en un corral ni para engullir cualquier cosa que me resulte atractiva. No. Nada de eso tan característico de estos animalitos en los dibujos animados o comics. Solo me atrae de él su don tan especial de meter su cabeza en un hoyo cuando algo realmente peligroso o vergonzoso lo altera y no tiene hacia donde huir.
Porque señores míos, en éste hoy siento una tremenda vergüenza.
Me avergüenzo de esas autonominadas personas que no vacilaron en falsificar o adulterar medicamentos VITALES para la cura o contención de enfermedades terminales, por ganar unos pesos más.
Porque me avergüenzo del titular que anuncia 40.000 IUS contaminados, detectados en los Hospitales Públicos destinados al control de la natalidad en mujeres de bajos recursos.
Porque me avergüenza que estén discutiendo una Ley de Medios importante para el país, pero no prioritaria y se dejan a un costado temas tan importantes como el aumento de la desocupación y el crecimiento de la pobreza con el consiguiente deterioro de la salud pública, de la educación y de la seguridad.
Porque amo a mi País. Amo a mi gente…
Pero no puedo hacer como mi admirado avestruz. No puedo meter mi cabeza en un hoyo y hacer como que nada está pasando. Debo mirar y admitir que la bajeza humana existe y que no es rayana a la maldad, sino la maldad misma.
