Pensador y sociólogo, desaparecido en 2002, cuyas posiciones han sido valoradas como una de las más influyentes en Francia durante la última mitad del pasado siglo. Para Bourdieu, el periodismo se analiza más desde la posición del mediador, del periodista, que de las condiciones mercantiles de la producción de las industrias mediáticas y culturales. El periodismo aparece como un 'campo', esto es, como un universo con autonomía, cuyo capital simbólico, su identidad profesional, le reviste de una ética y una función social que no se corresponde con la conducta de la propia práctica profesional. El periodismo y los periodistas transforman su posición, su función social, sus prácticas profesionales con el despliegue de la televisión comercial. La competencia se mide aquí con los audímetros y los valores de audiencia determinan los contenidos. Pero los periodistas se muestran fascinados por el medio, ajenos a un análisis crítico de su nuevo papel. La lucha por la audiencia lleva a la banalización, a la búsqueda de valores discursivos que lleguen al mayor número posible de espectadores y eso se consigue con la degradación de los contenidos. Los intereses de los emisores se convierten en un filtro deformador para satisfacer a las audiencias masivas. Para Bourdieu, más que hablar de 'sociedad de la información', es necesario hablar de 'sociedad del espectáculo'. El poder no es tanto el poder de hacer, el poder político, como el poder contar, el poder mediático. Bourdieu, sin embargo, no cree que la presión del mercado y de las audiencias sea una expresión determinante del discurso de los medios, ya que atribuye a los periodistas, a través de lo que propone su 'sociología de la acción', una capacidad de regeneración ética, de cambio del 'habitus', de la 'ideología profesional'. Critica la imagen autocomplaciente de la profesión periodística y la escasa o nula aceptación de la crítica, como ocurre en otros 'campos' (cultura, arte, ciencia, etc.), incluso la crítica interna, entre corrientes o posiciones. "El medio periodístico -señala- rechaza la crítica mutua que se practica en todos los campos de la producción cultural y sobre la cual reposa todo el progreso de las ciencias y del arte, de la literatura". El análisis de la profesión, la autocrítica y el cambio de su 'capital simbólico' describen la sociología de la acción que conduce a la reinserción del periodismo en la democracia. Bourdieu denuncia asimismo el deterioro de la profesión y de los contenidos a través de nuevas prácticas de censura, basadas en la defensa de los intereses de los editores por parte de directores y jefes de redacción promovidos a sus cargos "por su oportunismo y su sumisión". Bourdieu hace una apelación a un periodismo de raíces cívicas, que suscite el debate de las ideas y combata el secuestro de los medios y del espacio público de debate por las corporaciones mercantiles. Aunque reconoce que la condición laboral de los profesionales se está debilitando, entiende que es esa circunstancia una de las que contribuyen a restarle independencia, a la práctica de la lealtad con la empresa antes que con la sociedad, porque en ello le va el empleo. Como para las empresas el éxito del periodismo está relacionado con los 'ratings' de audiencia y las ventas de ejemplares, ésta nueva escala de valores ha sido asumida por los periodistas, que han abandonado su espíritu crítico como observadores de la realidad. Las intervenciones de Bourdieu sobre el periodismo -llega a hablar de una profesión corrupta, plagiaria y mercenaria- suscitaron fuertes protestas de periodistas y de los teóricos que, según aquél, habían idealizado interesadamente la imagen de los comunicadores para beneficiarse de la proyección mediática. También fue criticado desde otras esferas académicas, por un análisis insuficiente de las variables y ambientes que determinan el fenómeno mediático, más allá de las prácticas profesionales. bordieu lidia-la escriba imagen de la red fuentes varias http://www.deloquenosehabla.blogspot.com |
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lunes, 30 de mayo de 2011
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PENSAMIENTO Y EXPRESIÓN CIENTIFICAPublicado por Anónimo 0 comentarios |
viernes, 20 de mayo de 2011
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Compañeros de rutaPublicado por Rafa Hambra |
Publicado en Descubriendo los tesoros.
Truman Capote, que con su libro "A sangre fría" halló el punto en el cual periodismo y literatura pueden encontrarse y generar una obra de arte, dijo alguna vez: "No se puede tener demasiados amigos porque entonces no serías realmente amigo de ninguno".
Una reflexión vigente hoy, cuando la palabra amigo es una y otra vez desvirtuada. "Mengano te invita a ser su amigo en la red social X", nos dice un mensaje en nuestro correo electrónico.
"Te agregué a mi lista de amigos en la red Z", nos anuncia Fulanita en otro mensaje. No sabemos quiénes son Mengano y Fulanita.
Pero la palabra amigo ya se desvirtuó dos veces. Luego ellos dirán que tienen quinientos, mil o diez mil amigos en Facebook, My Space, Twitter o la red virtual que fuere.
Vi en televisión, en Barcelona, cómo la campeona española de contactos en redes virtuales se ufanaba de contar con diez mil amigos.
Y escuché cómo ella misma decía que el día de su cumpleaños no había tenido realmente a quién invitar.
La amistad es un vínculo que se teje en el tiempo y en el espacio real.
Se hila con experiencias compartidas (tristes y alegres, fáciles y difíciles), con actos que generan confianza, con presencia, con paciencia, con escucha..
Una persona muy popular puede tener muchos conocidos, alguien sociable puede estar colmado de contactos.
Pero un amigo es otra cosa... una obra de artesanía.
No se fabrican en serie.
Quien mantiene un vínculo por interés, por cálculo, por conveniencia o porque eso lo acerca a alguna forma de poder, no crea ni sostiene una amistad, sino simplemente... una transacción.
La amistad, acaso como ningún otro, es un vínculo de paridad, que trasciende en su misma existencia, sin necesidad de plantearse propósitos ni metas.
Quizá se trate de la forma más desinteresada del amor.
Por este mismo motivo, como en ningún otro vínculo, la reciprocidad es esencial.
El enamoramiento, por ejemplo, suele ser ciego y dejarnos atados, con la soga de nuestra ilusión vana, a quien no nos corresponde.
En la amistad, la ausencia de reciprocidad anuncia el fin de la relación.
Decía Aristóteles que sólo cuando se basa en la virtud, y no en la utilidad, la amistad merece ese nombre.
"El amigo es quien me abre la puerta que deseo abrir, es a veces el sabio que me dice la verdad que me serena y me da paz", dice el pensador italiano Francesco Alberoni en La amistad,un hermoso y profundo ensayo sobre el tema.
Con un amigo, reflexiona Alberoni, llegamos juntos a los mismos lugares desde puntos de vista diferentes. “La amistad, insiste, se vive siempre en tiempo presente.”
Dos amigos que se reencuentran tras muchos años siguen la conversación con fluidez, no tienen deudas pendientes con el pasado, no están juntos para construir un mañana.
Simplemente, comparten un tiempo continuo.
No tratan de modificarse el uno al otro, no se ponen plazos, no se angustian por el futuro de su relación. Se aceptan y se quieren.
El amigo es siempre un testigo que está de nuestra parte.
Y en una vida plagada de desencuentros y zancadillas, esto tiene un valor inapreciable y sanador.
"La sociedad moderna, escribe Alberoni, transforma las virtudes en prestaciones y los ideales en servicios".
Por eso, en estos tiempos, tantas veces se padece de soledades colectivas y el alma de muchas personas atiborradas de "contactos", "relaciones" y "conocidos“... es un alma solitaria.
No se honra la amistad desde el egoísmo; se la seca cuando se carece de empatía; no se puede acceder a ella desde la manipulación.
Confianza, compromiso, honestidad y justicia son requisitos ineludibles en su vivencia.
Mientras los seres humanos tengan necesidad de amor, de valorar, de ser valorados, habrá espacio y tiempo para la amistad, para respetarla y dignificarla.
Y cada amigo fue, es y será... una joya única.
(Sergio Sinay)
Todos tenemos nuestras estrategias frente al nuevo mundo de las redes sociales. En general no difieren mucho de las que usamos en lo que mal llamamos la vida real. Nos planteamos búsquedas, o esperas, audacias o temores. Y el modo en que nombramos las relaciones que allí establecemos es posiblemente decisivo, quizá marque nuestro rumbo y destino en ellas, porque usualmente nos ancla, nos condiciona el nombre que ponemos.
Yo prefiero usar "compañeros de ruta" para denominar a quienes me acompañan en ese viaje compartido de las redes sociales. Aunque es verdad que algunos funcionan más como un contacto, sin más. Sin embargo, afortunadamente, algunos funcionan como amigos, a quienes vamos a buscar para compartirnos: el tiempo, las tristezas, las alegrías, las convicciones y los temores.
Por esto es que termino usando "amigo del alma", o mejor: hermano, para aquellos con los que "nos elegimos". De todos modos, no hay que tenerle miedo a plantearse que en las redes sociales la amistad, quizá, este pariendo nuevos y no peores o mejores modos de amistad.
Desde mi punto de vista, estas redes ocupan un espacio en el que su cometido es que podamos pensar en voz alta, como si estuviéramos en un bar, o en una plaza, o en un club de barrio. Y así intentar conversar con quienes casualmente, o no, allí nos encontramos; de música, política, cine, literatura, economía, fútbol, de la vida y sus urgencias, de nuestros deseos. Para intentar entender, en nuestra humana búsqueda de la comprensión del qué, del cómo, del por qué, del para qué. Y al final aflora el sentimiento de afinidad, o de pertenencia, o el cariño sin más pese a la cabeza, o gracias a ella. O no, pero aún así vale la pena la comunicación, porque nos permite crecer, parándonos sobre los hombros de nuestros compañeros de ruta como si de atalayas se tratara.
Al cabo, como en todo en esta vida, nos moviliza el temor a la soledad.
Astor Piazzola & Gerry Mulligan - Años de soledad
La luna
Hay tanta soledad en ese oro.
La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.
Jorge Luis Borges
jueves, 19 de mayo de 2011
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Al Foro de Sao Paulo desde NicaraguaPublicado por Carlos A. Pérez Zeledón 0 comentarios |
martes, 17 de mayo de 2011
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No me gusta en Facebook, un engaño para pesimistasPublicado por Poetas Anónimos 0 comentarios |
Facebook es un fenómeno mundial, y entre las acciones posibles en la red social, el "Me gusta" se convierte en el protagonista absoluto de los 600 millones de usuarios que se conectan con frecuencia para revisar las novedades.
Muchos usuarios se cuestionaron desde sus inicios por la ausencia de un botón "No me gusta" algo en lo que Facebook nunca ha mostrado interés por el momento, ya que el carácter de la función "Me gusta" es compartir con los propios contactos del usuario los intereses y gustos personales.
Pero en los últimos días, muchos usuarios encontraron que sus amigos indicaban que finalmente Facebook había puesto por fin el botón NO ME GUSTA, invitando a instalar esta nueva función.
Desde sus inicios, Facebook realiza sus updates de funciones o interfaz sin solicitar ninguna instalación, algo diferente a lo que sucede con las aplicaciones que piden permiso y el usuario elige si instalarlas o no, teniendo en cuenta que comparte sus datos con esta herramienta externa.
El falso "No me gusta" pide permiso para acceder a la información personal, algo que muchos usuarios han aceptado, esperando ansiosos la posibilidad de colocar su pulgar hacia abajo en comentarios, fotos o/y demás contenidos.
Una vez instalado, esta aplicación maliciosa, además de tomar información personal del usuario, se expande entre los contactos, invitando a realizar esta misma acción.
Quienes hayan aceptado, pueden eliminar el acceso de esta aplicación a sus datos desde el menú Cuenta > Configuración de la privacidad > Aplicaciones y Sitios web, pudiendo editar la configuración de cada aplicación y eliminar a la no deseada.
Facebook sigue con su impronta optimista, y la aplicación "No me gusta" a Facebook "No le gusta".